CELEBRACIÓN DE LA VIRGEN CRESPILLERA EN AÍNSA
Fecha de Publicación: 23/03/2015
Nota del Ayto de Aínsa-Sorbarbe
Con la presencia de más de cien personas, entre turistas y vecinos de la villa, Aínsa ha celebrado este domingo a la salida de la misa de 12, su tradicional fiesta de la Virgen Crespillera.
Nota del Ayto de Aínsa-Sorbarbe
Con la presencia de más de cien personas, entre turistas y vecinos de la villa, Aínsa ha celebrado este domingo a la salida de la misa de 12, su tradicional fiesta de la Virgen Crespillera.
Las mujeres de la Asociación “El Eco” estuvieron trabajando toda la tarde de ayer en la cocina del Colegio Asunción Pañart, con el fin de preparar varios cientos de crespillos, que tras ser bendecidos hoy por el párroco de la localidad, se han degustado con placer entre los vecinos y turistas, que en esos momentos se encontraban visitando nuestra Plaza Mayor. Posteriormente, responsables de la Ascoación, se han acercado a la Residencia de Ancianos, para que nuestros mayores allí presentes, pudieran saborear tan estupendo postre.
Según nos cuentan desde el Somontano de Barbastro, la tradición dice, que la fiesta se celebra el domingo más cercano al 25 de marzo, festividad de la Encarnación, en que la Virgen se quedó encinta para dar a luz nueve meses después, en diciembre, a la vez que se recogen las aceitunas de los olivares. Si la Virgen y las oliveras obtienen su fruto en el mismo tiempo, se suponía que probablemente se preñaran también a la vez. Por eso la realización de ese postre debe tener lugar el 25 de marzo, para propiciar el preñado de las oliveras, esto es, para que se polinicen las flores de los olivos y den buena cosecha.
El crespillo es un postre típico de Aínsa, que tiene como base, las hojas más tiernas de las borrajas, que después de rebozadas con harina y huevo, se fríen y posteriormente se espolvorean de azúcar
Los crespillos también pueden elaborarse como se hacía antiguamente, que los obtenían de las pencas de las borrajas o de las acelgas, que eran las partes que se desechaban, y reservando aparte los cogollos. Con este método, se aprovechaba todo, lo mejor de la verdura se cocinaba para la comida, sirviendo como postre, lo que normalmente se tiraba.